
María Cortez, la trabajadora social que desafía distancia para atender a los beneficiarios del MIDES
Panamá, 19 de febrero de 2025. Los caminos maltrechos y empinados no impidieron a María Cortez, trabajadora social del MIDES, llegar hasta la comunidad de Río Abajo de Quema, en Macaracas, donde un grupo de beneficiarios de los programas 120 a los 65 y Ángel Guardián la esperaba para actualizar sus datos.
Para llegar a Río Abajo de Quema, ubicada en el distrito de Macaracas, en la provincia de Los Santos, María alquiló por 30 dólares los servicios de “Ballo”, un caballo criollo adaptado para atravesar rutas precarias. Sin embargo, el camino estaba tan accidentado que tuvo que bajarse del lomo de “Ballo” para ayudarlo a sortear los agujeros que se abrían en el sendero.
Aunque cruzó tres ríos y subió y bajó del caballo en repetidas ocasiones, María disfrutó el viaje. Como buena trabajadora social, está acostumbrada a estos menesteres.
“Cuando llegué a la comunidad, los beneficiarios me recibieron con mucho cariño. Algunos me brindaron café y algo para comer. Son personas humildes que requieren el apoyo del Estado, y nosotros, los servidores públicos, debemos estar a su servicio”, relató Cortez.
La travesía de María pone de manifiesto el trabajo que realizan los trabajadores sociales del MIDES en todo el país. Desde hace varios meses, han estado actualizando los datos de más de 26 mil beneficiarios de los Programas de Transferencias Monetarias Condicionadas (PTMC) en áreas de difícil acceso a nivel nacional.
Solo en la provincia de Los Santos, los PTMC benefician a unos 9 mil panameños de escasos recursos, mientras que en todo el país la cifra asciende a cerca de 190 mil beneficiarios.
Esta gira, a través de trochas minadas de huecos y escollos, fue un recorrido de ocho horas a caballo que permitió a la institución acercarse a sus beneficiarios, conocer sus necesidades y darles a conocer la oferta social del MIDES a través de otros programas transversales, como alfabetización, voluntariado, cohesión social y redes de familias, todos dirigidos a promover el desarrollo social en áreas vulnerables.
Durante la travesía, María, de 45 años, tomó varias fotos con su celular para capturar el momento. En ellas se le observa guiando a “Ballo” por una zanja a desnivel, cruzando un río y llegando a la casa de los beneficiarios.
María emprendió el viaje a las 7:40 a.m. y llegó a la comunidad pasadas las 2:00 p.m. La acompañó su esposo, Isidro Peralta, quien siempre la apoya y la acompaña en sus travesías.
María describió a las trabajadoras sociales como colaboradoras al servicio del país, siempre dispuestas a dar la milla extra, diligentes, entregadas y preparadas para atender a quienes más lo necesitan.
Devota de la Iglesia católica, María está convencida de que cada persona viene al mundo con una misión, y la suya es ayudar a los demás. Destaca que cada tarea que se le encomienda la realiza con gran compromiso.
“En Los Santos hay comunidades muy distantes. Me ha tocado visitar muchos pueblos —relató María—. Recuerdo cuando fui a Sabaneta, ubicado en el corregimiento de Corozal, donde caminé horas para llegar.”
Para el MIDES, los trabajadores sociales cumplen una función determinante. Ante emergencias como inundaciones, incendios u otras eventualidades, recorren largas distancias, sortean ríos y caminos fangosos, atraviesan vados y potreros, y suben pendientes empinadas para asistir a los beneficiarios.
María aseguró que, mientras tenga salud y fuerzas para caminar, seguirá visitando las comunidades apartadas. “Los apretones de mano, las sonrisas y una taza de café son el mejor gesto de agradecimiento que se puede recibir en este trabajo tan abnegado”, concluyó.