Amalia Castillo, ejemplo de mujer emprendedora
Cada mañana Amalia Castillo, ama de casa de 34 años, encuentra una motivación para levantarse temprano. Cuida sus plantas de cilantro, pimentón, repollo, maíz, arroz, pepino, ñame y camote con la misma devoción que a su familia.
Es un ritual cotidiano y paciente: Sembrar, regar, esparcir la tierra y revisar si sus cultivos están listos para compartirlos en la mesa. Amalia, con 17 años de matrimonio y con dos hijos, hace de su huerta urbana un motivo para aprender, comer saludable y disfrutar de una terapia a la que dedica tiempo y ganas junto a su familia.
“Es una experiencia muy placentera porque sé que mi familia y yo nos alimentamos bien, con verduras sin contaminantes y con la alegría de saber que es el resultado de nuestro propio esfuerzo”, explica Amalia.
De todo lo que tiene sembrado en su patio, afirma entre sonrisas, los pepinos son sus favoritos.
Este sueño de tener un pedazo de campo en la propia casa –en la comunidad de Las Negritas, corregimiento de Cacao en el distrito de Capira– nació el día en que recibió la invitación a una capacitación y en la que el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) entregó insumos agrícolas a las beneficiarias de la Red de Oportunidades, para cultivar en el hogar verduras y hortalizas que sirvieran para su consumo.
Se animó, asistió a los talleres teóricos y prácticos, y finalmente recibió el kit de herramientas compuesto por azadón, coa, machete, bomba de aspersión, abono y semillas.
“Este huerto ha fortalecido mis relaciones familiares. Todos trabajamos para sacarlo adelante y cuando la producción es buena vendemos algunos productos; y ese dinero nos ayuda para otros gastos en la casa”, afirmó Amalia.
La señora Amalia Castillo forma parte de las 1,772 familias que son beneficiadas con el programa Red de Oportunidades en la provincia de Panamá Oeste, proyecto que tiene como objetivo insertar a las familias en situación de pobreza y pobreza extrema, en la dinámica del desarrollo nacional, garantizando los servicios de salud y educación, lo cual mejora la calidad de vida de las familias.
Los huertos familiares se presentan como una opción viable y rentable, sobre todo, para las comunidades de bajos recursos, ya que permite cultivar hortalizas durante casi todo el año, además permite ahorrar en gastos familiares y a la vez todos los miembros pueden participar en la producción.
