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Adultos mayores en Herrera aprenden a leer y escribir con el método “Yo, Sí Puedo”

Adultos mayores en Herrera aprenden a leer y escribir con el método “Yo, Sí Puedo”

La falta de una escuela en la comunidad de La Torre de Las Minas fue uno de los motivos que impidió que la pareja conformada por Dídimo Cruz y Catalina Rodríguez se mantuvieran por muchos años sin aprender a leer y escribir.

 

En esos tiempos, el centro educativo más cercano al pueblo estaba a tres horas caminando; razón por la cual los padres de ambos decidieron no enviarlos a clases por motivos de seguridad, eran apenas unos niños.

 

Al transcurrir el tiempo, ambos decidieron casarse teniendo una familia de 10 hijos (seis de ellos vivos) quienes tenían que caminar por dos horas hasta llegar a La Laja de Las Minas, uno de los centros educativos ubicado más cerca de la comunidad de La Torre, provincia de Herrera.

 

“Siempre quisimos que nuestros hijos aprendieran a leer y escribir para que no pasaran trabajo como nosotros y así lo logramos. A pesar de que no teníamos recursos hicimos un esfuerzo y fueron educados”, explicó Dídimo Cruz de 70 años.

 

En busca de una mejor calidad de vida, la familia decidió emigrar hasta la comunidad de La Candelaria de Pesé, donde viven actualmente y aquí se propusieron alcanzar uno de sus mayores retos: aprender a leer y escribir con el programa de Alfabetización “Muévete por Panamá” y bajo el método cubano Yo, Sí puedo, que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

 

Entre amor y sacrificio

 

Para Cruz no fue fácil aprender a escribir y leer porque tenía primero que trabajar de peón, jornalero o como decimos en el interior “tirar el cole” llegar a la casa y junto a su pareja hacer las tareas que les habían asignado en la clase anterior.

 

“Llegaba muy cansado, estropeado y en ocasiones pensaba que no lo podía hacer, pero con sacrificio lo he logrado”, comentó el humilde agricultor.

 

Su pareja, Catalina Rodríguez de 66 años, tenía que hacer los oficios de la casa y pasado el mediodía iniciaba la jornada educativa.

 

Fueron siete semanas de duración de las clases que contempla el programa, llenos de sacrificio y esmero de parte de la pareja de adultos mayores para lograr su cometido.

 

Una de sus hijas los alfabetizó

 

Lo más bonito de todo y por la cual nos sentimos orgullosos es que nuestra propia hija Eulalia Cruz fue la voluntaria que nos enseñó a escribir nuestros nombres, firmar y esto para nosotros ha sido muy significativo, comentaron la pareja de adultos.

 

El ambiente de clases llevaba el nombre de “Nuevo atardecer” porque era una nueva oportunidad para sus padres de seguir adelante, manifestó Eulalia.

 

“Estaban muy motivados y contentos. Por ejemplo, mi mamá quería aprender para leer la Biblia y mi papá siempre quiso firmar su nombre. Ahora ambos saben y siguen practicando”, detalló.

 

Eulalia vive en El Pedregosito de Pesé y de su casa viajaba todos los días hasta La Candelaria donde sus padres. “Mis padres se sacrificaron para que yo fuera a la escuela y estudiara…ahora me tocó enseñarles a ellos y esto ha sido un verdadero logro”, añadió.

 

Sus familiares no fueron los únicos alfabetizados por Eulalia Cruz, la voluntaria también alcanzó alfabetizar a los adultos mayores Ofelina Espinoza de 74 años, Marina Ramos de 67 años y Alcides Marín de 62 años en el ambiente de clases “La Esperanza” en El Pedregosito de Pesé.

 

Datos suministrados por la coordinación del programa de Alfabetización “Muévete por Panamá” del Mides en lo que va del año se han alfabetizado 18 personas –la mayoría adultos mayores– y existe un ambiente de clases funcionando con cinco iletrados en la comunidad de El Progreso de El Calabacito de Los Pozos.

 

El programa “Muévete por Panamá”, con el método Yo, Sí Puedo, llegó a la provincia de Herrera en el año 2007 y consiste en presentar a los iletrados vídeos clases, combinadas con números y letras para que las siete semanas de duración del proceso de enseñanza sean más entretenidas, todo bajo la tutoría de un voluntario.

 

En Herrera se tomó como referencias las cifras del censo de población y vivienda del año 2000, que indicaban que en esta región había una población de iletrados de aproximadamente 8 mil personas. La mayoría han sido alfabetizados.

 

En la actualidad, el programa continúa realizando barrido de captaciones a personas que por alguna razón se han negado a recibir las clases para motivarlos a que se incorporen en el proceso de aprender a leer y escribir, para mejorar su calidad de vida.

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